Hoy viernes en nuestro Blog, dedicado como bien sabéis al cuidado de nuestras uñas pero también a la piel de manos y pies, hablaremos sobre cómo éstos nos definen según nuestros gestos y movimientos. La finalidad es que nos concienciemos de la importancia de mantener bellas nuestras manos debido a la importancia del lenguaje corporal.
¿Os habéis fijado que algunas personas irradian un gran carisma sin ser especialmente habladoras? Estudios documentados afirman que el 93% de la comunicación es no verbal. ¿Será cierto? Veámoslo y decidid vosotras mismas.
Las manos son una de las partes más móviles del cuerpo, y por tanto ofrecen un gran registro de posibilidades de comunicación no verbal. El acto de gestualizar está ligado al habla, y hace que tu mensaje sea mucho más persuasivo y comprensible. Observemos algunos ejemplos:
Mostrar la palma abierta: expresa honestidad y sinceridad. En este sentido, cuando alguien ofrece dos puntos de vista, normalmente con el que más está de acuerdo lo refuerza con la mano dominante (zurda o diestra) y la palma hacia arriba.
Llevarse las manos a las caderas: indica una actitud sutilmente agresiva, ya que quiere potenciar la presencia física. Significa superioridad en el círculo social, pero también intento de conquista ante alguien
Entrelazar los dedos de ambas manos: transmite una actitud ansiosa o negativa. Un consejo: si tu interlocutor adopta esta postura, rómpela dándole algo para que tenga que sujetarlo.
Unir las puntas de los dedos: expresa confianza y seguridad, pero puede llegar a confundirse con arrogancia. ¡Muy útil para detectar si los rivales tienen buenas manos al jugar al póquer!
Mostrar los pulgares por fuera de los bolsillos: representa un intento de demostrar confianza y autoridad frente a alguien que nos atrae, o también puede ser señal de agresividad en una situación conflictiva.
Tener las manos cerca de la boca: si nos tapamos la boca con uno o más dedos, estirados o doblados, es señal de pensamiento negativo. No se está de acuerdo con lo que se está escuchando pero la mano contiene la boca , y de este modo el habla, para no expresarlo (¡como los niños con las mentiras!).
El gesto de acariciarse la barbilla: es un gesto de análisis. Ese mismo gesto, pero con el pulgar sosteniendo la barbilla y el índice apuntando hacia arriba, es una señal de evaluación pero negativa, donde el que escucha desaprueba los argumentos del que habla.
Frotarse las palmas: si lo hacemos efusivamente es señal de expectativa positiva frente a un negocio o situación. A mayor velocidad o fuerza, mayor es la ganancia que se espera.
El llamado “gesto de ojiva”: así denominado por uno de los padres de la kinésica -estudio del lenguaje no verbal-. Consiste en unir la punta de los dedos de ambas manos formando una especie de triángulo. Se considera un gesto positivo que utilizan frecuentemente personas muy seguras de sí mismas, con un alto grado de confianza y poder. ¡Se recomienda utilizarlo para dar una impresión de firmeza por ejemplo en el trabajo!
Tocarse el lóbulo de la oreja: es señal de querer "dejar de escuchar" o "cerrar los oídos" a palabras que nos molestan, nos aburren, o no nos interesan. Las mujeres además, jugarán con sus pendientes o con el cabello que está cerca de la oreja.
Tras estas curiosas claves, estoy segura que a partir de ahora tendrás la tentación prestar atención a los gestos cuando estés dialogando con alguien. Observa sus ademanes y posturas y conocerás las verdaderas intenciones de las personas que te rodean.Y en cuanto a ti misma, leyendo estas líneas quizá te hayas identificado con uno o más gestos, ¿verdad? Si es así, como especialista en manicura, te recomiendo que cuides tus manos con tratamientos de belleza específicos y esmaltes tus uñas, ya que -al gesticular mucho con ellas- los que tenemos al lado pueden verlas descuidadas, y ello da mala imagen. Para tener tus uñas y manos perfectas, visítanos en C/Sant Quirze 19, en en centro de Sabadell. ¡Hasta la próxima semana!
Gretty Guerrero
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viernes, 29 de enero de 2016
viernes, 22 de enero de 2016
La curiosa historia de la manicura
Esta
semana repasamos los orígenes de la técnica de la manicura,
haciendo un curioso viaje en el tiempo. El término manicura viene
de las palabras en latín “manus” (mano) y “cura”, es decir.
el cuidado de las manos. Surgió hace 3.000 años en China, para
satisfacer las necesidades de belleza de las cortesanas orientales.
Ya en la antigua Babilonia, ¡eran los hombres los que se pintaban
las uñas! pero con lápiz –no con pincel-, y los colores eran
negro y verde. También en ese periodo se creó el primer set de
instrumentos de manicura (en oro macizo). Después,
en el antiguo Egipto, Cleopatra (en la foto el personaje de Liz
Taylor) y Nefertiti se aplicaban henna en las uñas para darles
color, y en general las mujeres de clase alta pegaban piedras
preciosas a sus uñas. En cuanto al color, el rojo escarlata era
símbolo de riqueza ya que era un tinte muy caro en esa época. A las
clases trabajadoras sólo les estaba permitido utilizar tonos claros.
En
cuanto al primer esmalte de uñas como tal, éste se sitúa también
en China, pero “sólo” hace 600 años. Esta laca de uñas se
fabricaba con una mezcla de tintes vegetales, cera de abeja,
gelatina, claras de huevo y goma arábiga. De este modo, se
lograba una amplia gama de barnices diferentes. Años más tarde, en
el siglo XVII, también en Oriente, se llevaban las uñas
largas porque eran la prueba de que no se trabajaba con las manos
(otro símbolo de poder). Incluso las protegían con una especie de
férulas de oro para destacar aún más su longitud. Las tonalidades
favoritas eran por supuesto el oro, pero también el plata y el rojo
–siempre brillante-.
El
fervor por el crecimiento de las uñas llegó en el siglo XIX, cuando
se limaban para hacerlas lo más puntiagudas posible. En 1830 un tal
Doctor Sits fue el primero en utilizar una lima de árbol
en las manos de sus pacientes. Durante estos años, las féminas
bañaban sus uñas en aceites aromáticos y las esmaltaban con
colores muy suaves para transmitir elegancia, al contrario que en el
antiguo Egipto donde lo que se quería demostrar era grandeza. Y con
esto entramos en el siglo XX. En las décadas de los 20 y los 30,
surgió una moda según la cual las mujeres coloreaban sus uñas
con... ¡pintura brillante de coches! Y en este momento es
cuando se inventa el primer esmalte de uñas tal como lo conocemos
hoy en día (con pigmentos en lugar de tintes.) Y tras ello, se
empezó a comercializar en las droguerías de entonces. Las chicas que se consideraban "más modernas", así como las actrices de cine,
popularizaron en esas décadas la famosa y tan actual técnica de la
manicura francesa. Aquí aparecen también los primeros postizos,
pero su calidad era bastante mediocre y no tuvieron mucho éxito.
Después,
en los años 40 y 50, para la mayoría de mujeres ya empezó a ser
costumbre pintarse las uñas en casa, aunque también frecuentaban
salones de belleza para descubrir los nuevos esmaltes acrílicos.
Divas como Elizabeth Taylor o Rita Hayworth, recuperaron la
tendencia del rojo pasión en sus extremadas manicuras, y
las damas las imitaban. La técnica de la ‘media luna’ (es
decir, pintando el centro de la uña de un color y la raíz en
otro) cobra aquí un gran auge, aunque en realidad se pueden
encontrar referencia de este estilo ya a principios de siglo. En la
década de los sesenta y setenta, revive la manicura francesa siendo
ésta lo más chic, mientras que nace el gusto por colores “hippies”
como el verde, el azul o el caramelo. Poco a poco la moda se va
adaptando a las necesidades reales de la mujer trabajadora y el largo
de la uña se va acortando y dando una forma ovalada –lo que se
confirma en los años 80-. El Nail art nació entonces como
consecuencia de la experimentación de los profesionales con
estampados, texturas y decoraciones. Y el acabado de la uña también fue pasando
de ovalado a más cuadrado. Y por último los 90, donde acabamos este
recorrido porque el resto ya es historia –nunca mejor dicho-,
cuando en las nighty
girls
empieza el gusto por los colores neones y el negocio de los fabricantes de esmaltes crece ya a gran velocidad.
¡Espero
que os haya gustado esta colorida recopilación de datos curiosos
sobre la historia de la manicura!
¡Feliz fin de semana!
Gretty Guerrero
viernes, 15 de enero de 2016
Manicura semipermanente con Varnigel
Esta semana dedicaré el artículo de mi Blog a una de las firmas con las que
trabajo: ASTRA NAILS. Concretamente, a su línea de productos ‘Varnigel’, que
tienes a disposición en mi centro. Se trata de esmaltes semipermanentes para
una manicura perfecta. Son muy cubrientes y están disponibles en una amplia gama
de colores. Destacan también por el brillo (high gloss) que dan a las uñas.
Además, los profesionales que recomendamos esta marca, usamos sus productos de
cuidado –aparte de la coloración- para que tus uñas tengan el mejor tratamiento.
Con ellos se pueden corregir imperfecciones, endurecer las uñas, aumentar aún
más la duración de Varnigel, etc.
Esta línea de esmaltes permanece 15 días sin descamación, algo que es
difícil conseguir con pintura convencional. No es necesario esperar tras la
aplicación ya que seca al instante (aunque se cataliza unos pocos minutos en la
lámpara UVA) , y si no se desea no necesita el limado previo. Y a la hora de
quitarlo, es fácil de retirar. En cuanto a las capas, de puede dar una o dos
capas, lo que ya será suficiente. Con este sencillo proceso, podrás lucir una
manicura única que se asemeja, por su textura y apariencia, a las uñas de gel.
¡Y muy de moda en este momento!
Esta temporada, la firma ASTRA NAILS ha sacado al mercado nuevos colores de
Varnigel, entre los que se encuentran por ejemplo el “Caviar”, un negro y gris
degradado con apariencia realmente jugosa. También destaca el “Goldfix”,
semitransparente y con el efecto de partículas de oro. Otro que merece mención
es el “Provocation”, un rojo muy especial que, al igual que en el caso de
Caviar, tiene un aspecto de profundidad. Y no olvidamos tonos como el
“Expresion” o el “Deca”, oscuros que originariamente son colores mate pero ahora
adquieren un brillo excepcional. Y por último, en este pequeño catálogo
otoño/invierno 2015-2016, tenemos el “Pandora”, un naranja definitivo porque no
es estridente pero llama la atención a pesar de tener un pigmento suave.
Pero la paleta de colores de esta línea cosmética incluye muchas más
opciones, para todos los gustos y ocasiones. Te invito a que vengas a conocer el
que más te favorece. ¡También para tu pedicura! Cuando hablamos de los pies,
esta clase de esmaltado es muy aconsejable porque permite que tengamos unos pies
bonitos sin necesidad de estar pintándolos continuamente (y más ahora en
invierno que no los enseñamos a diario.) Por esta razón, y como valor añadido, en
pedicura este esmalte puede durar hasta el doble (3 o 4 semanas). Recuerda que
Varnigel necesita de una aplicación técnica en manos de un profesional para que
el acabado sea perfecto y conserve todas las propiedades que ofrece para tus
uñas. El sistema se denomina “Soak-Off”, porque combina un acabado súper
cubriente pero a la vez fácil de eliminar cuando se desee -con un producto
específico-.
¿Quieres probar esta manicura y/o pedicura semipermanente? Y además en poco
tiempo, ya que el proceso de aplicación es rápido. Y el resultado es un brillo
espectacular. Pídeme hora en el teléfono 93 187 78 30 y ven a verme a mi salón
del centro de Sabadell. ¡Muchas gracias y hasta la semana que viene!
Gretty Guerrero
viernes, 8 de enero de 2016
Un esmalte para cada piel
Hola
a tod@s,
En
este primer post del 2016, quiero en primer lugar felicitaros el año
y desearos mucha suerte y alegría –además de amor, salud y
trabajo por supuesto- a todos los que leéis mi blog. Estoy encantada
de cambiar de año y seguir aquí escribiendo para tod@s vosotr@s. Y
en segundo lugar, paso ya con mi tema de hoy: elegir el esmalte más
adecuado según tu tipo de piel. No todas las tonalidades de uñas
sirven para todas las mujeres. El mismo color se ve distinto según
el tono de piel, por lo que si eliges un color que no te va, tus
manos pueden llegar a parecer más envejecidas o poco cuidadas en el
sentido estético de la palabra. Por esta razón, he recopilado
algunos trucos para que sepáis cuál sería el esmalte más adecuado
para cada una de vosotras.
Para
identificar tu tipo de piel, te recomiendo que coloques tus manos
bajo luz natural y observes sus matices. Si al mirar el reflejo de la
luz en tus manos predominan los rosados y azules (o rojos), tienes
una piel pálida; sin embargo, si percibes más tonos oliváceos o
dorados, tu piel es oscura o bastante bronceada. Y entre estos dos
extremos se encentran el resto de gradaciones, como los reflejos
amarillos o marrón claro que corresponden a la piel media. Estos
matices son importantes porque, por poner un ejemplo, el rojo queda
bien siempre pero, dependiendo de cómo sean esos matices de tu piel,
tus uñas lucirán mejor con un pigmento cercano al granate o un rojo
más intenso. De todos modos, en esta elección entran otros factores
como nuestra personalidad, estilo de vestir, si es o no una ocasión
especial, etc. Pero veamos lo que correspondería en general a cada
tipo de piel.
Analizando
una a una, colores pastel en general quedan muy bien en manos muy
claras. Sin embargo, si tu piel es clara pero no tan blanquecina, te
aconsejo que optes por variedades intensas y que hagan contraste. Los
esmaltes oscuros como el negro, marrón, berenjena, burdeos, azul
oscuro… pueden ser perfectos en estos casos.Y si tienes piel clara
pero con pecas, y más aún si tu cabello es pelirrojo o caoba, te
quedará ideal el azul, el verde o el rojo oscuro. Evita en cualquier
caso el beige, rosa o anaranjado. Y siguiendo con el esquema, una
piel de tono medio (ni muy claro ni muy oscuro) tiene más
posibilidades a la hora del esmaltado según estos cánones. Sin
duda, las mujeres con esta clase de piel acertarán con apuestas tan
dispares como beige, gris, plateado, violeta, rosa vibrante,
frambuesa y rojo. O para un toque más divertido y original, se puede
usar sin miedo el naranja, por ejemplo.
Para
la piel olivácea o bronceada, son idóneos los cálidos, como el
naranja, el rosa, el cobre y el violeta oscuro. Y en cuanto a los
metalizados, éstos figurarían también en esta categoría aunque
suelen combinar mejor con las pieles que tienden a ser oliváceas que
a las bronceadas -ya que con las segundas se mimetiza el efecto de
los esmaltes brillantes, que “compiten” con el color de piel-. Y
para las pieles muy bronceadas o negras, no pueden faltar, ahora sí y sin
ninguna duda, los colores cálidos. Pinta tus uñas con lacas doradas
y marrones. Mientras tanto, las pieles oscuras se ven muy favorecidas
con los vivos (¡prueba con el fluor!). Los tonos oscuros también
serían aquí recomendables, siempre que no sean demasiado negruzcos
ya que entonces no resaltarían con el color de la piel. Lo que es
seguro es que con una apariencia cutánea muy morena, no hay que
elegir pigmentos que hagan que el efecto sea aburrido y sin vida,
como el gris, los dorados, corales, azules y verdes oscuros.
Y
si nos atenemos puramente a la edad, las manos muy maduras que
presentan arruguitas piden esmaltes de uñas en colores claros,
porque el contraste entre una pintura oscura y la superficie de la
piel suma años a tus manos. Opta por un blanco vainilla, un rosa
pastel o una clásica manicura francesa para darle a tus manos un
aspecto rejuvenecido. En definitiva, sea cual sea tu tono de piel o
tu edad podemos estudiar juntas en mi salón el color de esmalte que
más te favorece, teniendo en cuenta como decía al principio de este
artículo otros puntos relevantes como tu forma de ser y vestir. Te
espero por tanto en mi centro para que tengas claro cuáles son las
gamas que mejor te sientan. ¡Gracias a tod@s
y feliz 2016!
Gretty Guerrero
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